El obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel, fue ubicado en el Hospital General Doctor José G. Parres en Cuernavaca. La Conferencia del Episcopado Mexicano agradece la colaboración en su búsqueda. Según el fiscal de Morelos, podría haber sido un secuestro exprés.
Rangel es conocido por mediar entre grupos criminales en Guerrero para frenar la violencia. Mantuvo diálogos con Los Tlacos y Los Ardillos para buscar soluciones. Su relación favorecía a Los Ardillos, a quienes respaldaba públicamente. En contraste, criticaba abiertamente a Los Tlacos por ser poco confiables.
Su labor como mediador llevó a alcanzar una tregua entre Los Ardillos y Los Tlacos a principios de año. Además, intentaba negociar con otros grupos criminales en Costa Grande. Sin embargo, Rangel ha declarado haber recibido amenazas y sentir que está «condenado a muerte», sin dar más detalles al respecto.
Por otro lado, el obispo emérito ha externado sus preocupaciones sobre la violencia en Guerrero, atribuyéndola a motivaciones políticas. Según su análisis, los grupos criminales responden a intereses políticos y disputas por el control de territorios. Rangel se había expresado sobre la situación en diversas entrevistas con medios de comunicación.
A pesar de sus esfuerzos por mediar y buscar acuerdos entre grupos criminales, la incertidumbre en torno a su desaparición generó preocupación. Las autoridades y la sociedad aguardan más información sobre su estado de salud y las circunstancias que rodean su paradero. La labor de Rangel en Guerrero como intermediario entre facciones rivales cobra relevancia en un contexto de violencia y disputas territoriales.
