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Chile: Por qué la inseguridad y la criminalidad han aumentado

Alica Rehakova aún tiene viva la imagen del robo de su vehículo en una de las autopistas del acomodado sector oriente en Santiago, cuando un grupo de delincuentes le cerraron el paso y la obligaron a bajar de su carro con sus dos hijos.

“Me quedé descalza con mis hijos en la vía, fue algo muy intimidante, aunque me ayudaron las personas de los autos que venían atrás y nos llevaron a una comisaría”, relata a EL TIEMPO esta empresaria eslovaca que vive en Chile desde hace más de una década atraída por la seguridad y la tranquilidad para los inversionistas extranjeros.

“Llegué a Chile porque era un país de muchas nuevas posibilidades y la seguridad hace 13 años atrás también era distinta, uno no tenía miedo de caminar por la calle con celular o de ir por la tarde en el auto. Hoy en día la sensación es diferente y eso es muy triste”, asegura Rehakova, quien fue víctima de una de las 10.755 “encerronas” del último año en la que los delincuentes acorralan a conductores en movimiento en autopistas o vías transitadas para robarles su auto.

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El balance más reciente entregado por Carabineros, esta modalidad de delitos se presenta más en las comunas más populares de la capital chilena y el 46,8 % de los detenidos son niños o adolescentes.

Las cifras dan cuenta de este fenómeno creciente de criminalidad en un país que hasta hace años era considerado un “paraíso de seguridad”. Según la encuesta Cadem, el 80 % de los chilenos tiene temor a la delincuencia, una cifra récord en este tipo de preguntas en el país. Además, el 87 % de los encuestados cree que ha aumentado la inseguridad.

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Pese a que las cifras en varios índices de criminalidad siguen estando por detrás de otros países de América Latina, la sensación entre los chilenos es que la situación ha empeorado.

“Se trata de delincuentes que usan menores de edad, porque son inimputables y tienden a ser más arriesgados cuando se trata de ejercer violencia y hacerse un nombre en el mundo del hampa, subiendo sus experiencias delictuales incluso a redes sociales”, señala a EL TIEMPO, el experto en seguridad Eduardo Labarca, que destaca que hace 20 años atrás, Chile tenía los niveles de violencia de países anglosajones de Europa. “Era un país extremadamente seguro, pero, en la última década, ha cambiado la situación”.

El presidente de Chile, Gabriel Boric.

Una opinión que comparte el diputado Leonardo Soto, del Partido Socialista, quien destaca que la ubicación geográfica del país sudamericano lo blindó durante décadas de los fenómenos delincuenciales que azotaron a la mayoría de países de América Latina.

“Chile siempre fue un país muy aislado por la cordillera y tuvo una realidad muy distinta al resto del continente, particularmente de Centroamérica, siempre fue un país tranquilo, pacífico en el que la gente no portaba armas, pero esto ha cambiado mucho en los últimos años”, señala a EL TIEMPO el integrante de la comisión Constitución, Legislación y Justicia de la Cámara de Diputados.

(Además: Chile militariza la frontera norte para frenar la migración irregular)

Terror de los portonazos

Como su nombre lo indica, los “portonazos” es una modalidad de crimen que ocurre en la puerta de la casa de la víctima, lo que ha elevado la sensación de inseguridad entre los chilenos y extranjeros residentes frente al incremento de ataques a vehículos mientras esperan para entrar por el portón.

“Cuando llegué a mi casa me iba a estacionar, y veo por el espejo un auto, veo que se bajan y me gritan y me apuntan con una pistola para que me bajara. Me quitaron la cadena, me quitaron una chaqueta, mi cartera, mis documentos y se llevaron el auto con mi perrita adentro”, cuenta a EL TIEMPO, Mónica Domínguez, quien sufrió un “portonazo” recientemente en la comuna de Ñuñoa, ubicada en el sector oriente de Santiago.

Domínguez relata que, tras este episodio, quedó con tanta inseguridad que luego todos los autos que se le acercaban los sentía sospechosos. “Es una sensación de miedo todo el tiempo, cualquier ruido que oyes en tu casa, sientes que entraron ladrones”.

Es una sensación de miedo todo el tiempo, cualquier ruido que oyes en tu casa, sientes que entraron ladrones

Tanto Mónica como Alica coinciden en la necesidad de “mano dura” para frenar la delincuencia que ha llegado a niveles alarmantes en los últimos años y que se ha convertido en uno de los principales desafíos para el gobierno de Gabriel Boric, que cumplió ayer su primer año de mandato.

“Si no somos capaces de mejorar la seguridad, de recuperar nuestros barrios, nuestros espacios públicos, difícilmente vamos a poder hablar con la profundidad que se requiere de las grandes reformas que tenemos pensadas”, señaló el jefe de Estado al dar a conocer los cuatro proyectos de ley para enfrentar la crisis de seguridad que atraviesa el país, y que van desde la persecución penal en casos de sicariato, hasta el aumento las penas en casos de secuestro.

Desde hace seis meses el gobierno de Boric creó el Centro Nacional para la Prevención de Homicidios, en el que, asegura, que no solo se medirán las estadísticas sino que se analizarán los contextos en los que se producen estos crímenes, como lo cuenta a EL TIEMPO, el Subsecretario de prevención del delito, Eduardo Vergara.

“Los homicidios vienen subiendo en Chile, lamentablemente, de una forma significativa desde el año 2016. En el año 2020 el país se pega el salto más grande respecto del año anterior”, asegura.

Vergara afirma que en este año iniciarán programas piloto en los territorios donde han visto los incrementos más grandes en términos de delincuencia y que el elemento que les ayuda a explicar el aumento de homicidios tiene que ver con mayor presencia de armas en las calles. “A finales del año pasado se destruyeron 18.000 armas y seguiremos por esa senda porque entendemos que fenómenos tan complejos como este requieren de una respuesta de Estado con mucha fuerza, y de gobernar la seguridad con acciones y no con palabras”, señala el funcionario chileno.

Protesta de camioneros en Chile por la inseguridad (foto de archivo).

Foto:

 

Javier TORRES / AFP

Bandas extranjeras

Para algunos expertos el creciente poder de las bandas de narcotráfico y el aumento en la circulación de armas en las calles se ha visto acelerado por el ingreso de grupos delictuales que entran camuflados entre los inmigrantes que han llegado al país en los últimos años y se han convertido en cerebros o ejecutores de crímenes como el sicariato y el secuestro extorsivo, que no eran habituales en Chile.

De acuerdo con la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales Metropolitana, de los 76 detenidos por secuestros en 2022, 44 eran de nacionalidad venezolana, 23 chilenos y 9 colombianos. “La llegada de bandas extranjeras a nuestro país ha aumentado y muchas organizaciones delincuenciales chilenas están contratando a organizaciones extranjeras para que les hagan la seguridad y pagarles para que comenten sicariatos y secuestros”, advierte Labarca, asesor en seguridad e investigaciones.

Según Carabineros, el año pasado se registraron 508 secuestros en Chile, una cifra que representa un 79 % más que 2021. La mayoría de casos están concentrados en la región Metropolitana, mientras que las denuncias por robos aumentaron en un 39 % durante el 2022 respecto del año anterior.

“Para mí es muy triste porque yo quiero mucho este país, aquí crecieron mis hijos, tengo inversiones en Chile, pero ahora se está volviendo tan complicado que uno no puede enfocarse bien en lo que hace porque tiene que estar preocupado todo el tiempo por la seguridad o por resolver temas de carteras y celulares robados, y estar pendiente de estafas”, afirma a EL TIEMPO la empresaria Alica Rehakova, quien añora la seguridad del país al que llegó en 2010, y que una década después parece haberse esfumado

ANDREA AGUILAR CÓRDOBA
PARA EL TIEMPO
SANTIAGO

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