La provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, autorizó la caza deportiva de animales silvestres, provocando críticas de ambientalistas. La medida permite cazar pumas, zorros y guanacos por una tarifa de 40 dólares.
La resolución, vigente del 1 de abril al 31 de agosto, es defendida por autoridades y productores agrícolas como medida para proteger el ganado de posibles ataques. Ambientalistas argumentan que la caza deportiva no es efectiva y piden nuevas estrategias de convivencia con la vida silvestre.
La falta de datos sobre la población animal en Santa Cruz genera polémica. Ambientalistas y legisladores exigen criterios técnicos para justificar la caza deportiva. Propuestas alternativas como perros protectores del ganado y tecnologías para ahuyentar depredadores son ignoradas.
El presidente de la Fundación Vida Silvestre alerta sobre la pérdida de biodiversidad en la región. Productores y autoridades defienden la caza como necesaria para proteger sus negocios. La disputa entre ambas partes continúa sin llegar a una solución consensuada.
La falta de control integral en la caza de especies consideradas «plagas» preocupa a los defensores del medio ambiente. La introducción de especies exóticas invasoras como venados y jabalíes están afectando la biodiversidad y la supervivencia de especies nativas en Argentina.
La necesidad de reducir la presencia de especies exóticas y minimizar el impacto de la caza en animales nativos es urgente. La falta de información confiable sobre el impacto de la caza en especies como el puma y el zorro genera incertidumbre sobre el futuro de la conservación en la región.
Ambientalistas y legisladores buscan alternativas sostenibles para convivir con la vida silvestre y proteger el ecosistema patagónico. El debate sobre la caza deportiva y su impacto en la biodiversidad continúa sin llegar a un acuerdo definitivo. Mientras tanto, las especies nativas siguen en riesgo de extinción debido a esta actividad.
