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Recuperar tradición de visitar pesebres, cantar villancicos y preparar regalos para los niños.

Visitar los pesebres y cantar los villancicos eran tradiciones que se vivían con mucha fe y alegría e iba acompañada de la degustación de un rico clericó que las familias tenían preparado para invitar a los visitantes. El canciller del Obispado de la Diócesis de San Lorenzo, Pbro. Marcos Fretes, abogó por la recuperación de estas costumbres y del sentido de la Navidad, que ante todo debe ser motivo de agradecimiento, fe y reflexión.

El religioso también rememoró que antes las familias se reunían en torno al pesebre y que era la persona más adulta la encargada de colocar al Niño Jesús en otra parte frente a dos velas. Recién cuando llegaba las 12:00 el adulto lo agarraba y lo ponía en el pesebre, luego de que todos besaran en la frente a la imagen. “Era un gesto de veneración que lo hacíamos con mucho cariño. La Navidad lo vivíamos de una forma muy diferente”, recordó.

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Mencionó que actualmente se vive la Navidad de una manera muy superficial. “La ropa es importante, pero no las virtudes del corazón; se comparte la comida en una mesa en donde la familia está dividida. Vivimos en un tiempo en el que pensamos qué o quién es el centro de la Navidad. A veces es la comida, los regalos y se ha perdido el sentido real o el centro de la Navidad que es el niño Jesús”, resaltó el sacerdote.

Conservar la tradición de regalar a los niños

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Tanta era la pobreza de ese pueblo que fabricaba juguetes de madera y, cuando era la noche de 24 de diciembre iba a colocar un juguete frente a la casa de cada una de las familias. Ese regalo era un presente que le hacía el Niño Jesús a los infantes. El sacerdote pidió que de esa misma manera siempre los niños tengan un pequeño obsequio, porque será la manera en que el Niño Jesús esté presente en los corazones de los niños.

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