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La administración del presidente Joe Biden presentó este jueves su proyecto de presupuesto de gasto correspondiente al año fiscal 2024 en el que nuevamente incluye una importante partida para Colombia cercana a los US $444 millones de dólares.

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Lo pedido por Biden al Congreso es US $ 18 millones menos de lo que había solicitado para el país durante este 2023 (US $ 462 millones aproximadamente).

Los fondos, en su mayoría, van dirigidos a iniciativas de desarrollo, lucha contra las drogas, cambio climático, implementación de los acuerdos de paz y recursos para las fuerzas armadas.

La presentación del presupuesto es solo el punto de partida para la ardua negociación con el legislativo y que por lo general ocupa casi todo el año.

En 2023, de hecho, la propuesta de Biden de entregar US $462 millones a Colombia terminó en US $487 millones (25 más) una vez surtió su trámite por las respectivas agencias del gobierno.

El principal recorte en la propuesta de ayuda que presentó el presidente salió de la cuenta que usa el Departamento de Estado para financiar sus operaciones antinarcóticos.

El principal recorte en la propuesta de ayuda que presentó el presidente salió de la cuenta que usa el Departamento de Estado para financiar sus operaciones antinarcóticos. De US $189 millones en 2023 a US $160 para el 2024. Es decir, solicitó US $29 millones menos que el año pasado.

Los recursos para desarrollo económico, que incluye el desarrollo alternativo, la implementación de los acuerdos, derechos humanos y otros programas, subieron levemente en el presupuesto actual: de US $221 en 2023 a US $225 en 2024.

Adicionalmente, Biden pide en esta ocasión US $38.5 millones para las fuerzas armadas, US $ 9 millones para programas de salud global, US $10 millones para el desminado y no proliferación, y otros US $ 2 millones para educación militar.

Si se compara la solicitud de 2023 con la de 2024, Biden pidió un recorte cercano al 4 por ciento en recursos para Colombia. Pero si se tiene en cuenta lo que finalmente le aprobó el Congreso (US $487 millones), el recorte sería un poco inferior al 10 por ciento.

Pese a ello, por tratarse aún de cifras preliminares, habrá que esperar a final de año para conocer el monto exacto. Para ponerlo en contexto, durante sus años en el poder, el presidente republicano Donald Trump pidió en promedio unos US $390 millones anuales para Colombia (US $50 millones menos de lo que ahora pide Biden).

Pero luego el Congreso, a través del trámite legislativo, adicionó muchos millones más.
Además, lo aprobado por el legislativo para este año 2023 (los US $487) fue de por sí un récord en los niveles de asistencia a Colombia en por lo menos una década. En otras palabras, lo pedido por Biden se ajusta al promedio que ha recibido el país en los más de 20 años que van desde que arrancó el Plan Colombia en el año 2000.

El recorte del 4 por ciento, en todo caso, es muy pequeño para inferir que con ello Biden le está mandando un mensaje al nuevo gobierno de Gustavo Petro. Aun así cualquier disminución en la ayuda de quien se supone es el mejor aliado de Estados Unidos en la región, llama la atención.

Sobre todo porque Biden incrementó este año su solicitud de gasto para las operaciones internacionales del Departamento de Estado.

De alguna manera, el leve recorte puede obedecer a razones pragmáticas. Los US $18 millones menos para 2024 salen todos del presupuesto pedido para la lucha contra las drogas, en particular relacionada a la erradicación de cultivos ilícitos.

Dado que Petro le ha puesto el freno a la erradicación forzosa de cultivos en algunas zonas del país, el Departamento de Estado puede estar anticipando que ya no serán tan necesarios los fondos en esta cartera.

Al hacer una descripción general de la asistencia extranjera para el 2024, la administración Biden dice que busca financiar “nuevas oportunidades en países como Brasil y Colombia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; apoyar cadenas de suministro sostenibles; mejorar la resiliencia de los ecosistemas y las economías; y ayudar a prevenir la propagación de nuevos patógenos para reducir el riesgo de futuras pandemias”.

En el caso de la asistencia para el desarrollo, el departamento de estado sostiene que el financiamiento solicitado “es para continuar apoyando la implementación de la paz, el acceso a los servicios de justicia, la participación ciudadana y los derechos humanos, generar alternativas económicas lícitas al cultivo de coca; apoyar la integración socioeconómica de los migrantes venezolanos y colombianos retornados en las comunidades de acogida; y conservar la biodiversidad y los bosques de Colombia”.

El componente de apoyo a las Fuerzas Armadas, dice Estados Unidos, pretende ser una ayuda para lograr un control más efectivo de todo el territorio nacional y las zonas de frontera.

SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington


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