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Sunak desafía al Parlamento británico para aprobar ley migratoria

En la jerga política británica se le llama “ping-pong parlamentario”. Ocurre cuando una ley salta de la Cámara de los Comunes a la Cámara de los Lores y viceversa, hasta que una de las dos cede y acepta las enmiendas del oponente.

El primer ministro británico, Rishi Sunak, se mostró dispuesto este lunes a cerrar las puertas del Parlamento -en sentido figurado- y arrojar la llave al mar, hasta poder llevar a cabo la medida a la que asociaba el éxito o el fracaso de su mandato: la ley sobre la deportación de inmigrantes a Ruanda. Una conspiración de señores independientes y laboristas bloquea desde hace casi cuatro meses la aprobación del texto con modificaciones adicionales.

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Sunak quiere enviar los primeros irregulares al país africano en julio, dentro de 10 o 12 semanas. Por tanto, admite que no podrá cumplir su promesa anterior de iniciar las deportaciones en primavera.

“Durante casi dos años, nuestros rivales intentaron utilizar todos los trucos posibles para bloquear vuelos. [a Ruanda] y permitir barcos [con inmigrantes irregulares] siguió llegando a nuestras costas. Se acabó. No hay más engaños. No más retrasos. El Parlamento se reunirá y votará sobre este tema, independientemente de la hora. No hay más peros. Estos aviones partirán hacia Ruanda”, aseguró Sunak en una rueda de prensa prevista para aumentar la presión sobre los diputados en una jornada que tendrá una enorme relevancia política.

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Hay dos obstáculos finales planteados por la Cámara Alta. El laborista Desmond Browne, quien fue ministro de Defensa en el gobierno de Tony Blair, exigió que todos los afganos que colaboraron con las fuerzas británicas durante la última invasión a ese país sean excluidos de una posible deportación. Y el independiente David Anderson logró forjar una coalición de caballeros que exige la creación de una comisión que analice de forma independiente si Ruanda es realmente un país seguro en el que se puede delegar la gestión de los inmigrantes irregulares.

A media tarde del lunes, la Cámara de los Comunes rechazó ambas enmiendas y las devolvió, sin las correcciones solicitadas, a los Lores. Las dos cámaras se preparaban para una larga sesión que, según algunos, podría durar hasta las primeras horas de la mañana del martes. El Gobierno se ha mostrado firme en su negativa a cambiar una sola coma del texto actual, pero no se puede descartar que acabe aceptando el cambio respecto a los colaboradores afganos.

“Puedo confirmar que ya tenemos un aeropuerto preparado y hemos reservado vuelos chárter comerciales. con horarios comprometidos. Capacitamos a 500 personas para acompañar a inmigrantes ilegales [sic] a Ruanda e incorporaremos otros 300 en las próximas semanas”, anunció Sunak. “El primer vuelo despegará en 10 o 12 semanas. Un poco más tarde de lo que queríamos, pero siempre dejamos claro que este trámite llevaría tiempo”, advirtió.

Sunak vinculó el éxito de su mandato, pocos días después de entrar en Downing Street, con la promesa de poner fin a la inmigración irregular. El eslogan detener los barcos (Paremos los barcos, en referencia a las pateras con gente que intenta cruzar el Canal de la Mancha) presidió cada comparecencia del primer ministro para abordar un tema que, según todos los sondeos, se había convertido en una obsesión de los votantes conservadores.

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