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SOGAKOPE, Ghana — Tropas vestidas de negro saltaron de lanchas motoras y se abrieron paso a lo largo de una cerca hacia su objetivo: un edificio donde los terroristas habían secuestrado a un funcionario gubernamental de alto nivel.

Sonaron disparos y las tropas devolvieron el fuego. Pronto emergieron de la estructura con el rehén liberado. Llegó una ambulancia, subieron al hombre a una camilla y se lo llevaron.

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La escena junto al río Volta en Ghana terminó con éxito para las fuerzas militares. Pero las balas eran de salva y el rehén era falso. Los rescatistas, 31 soldados y marineros, se acomodaron en fila para recibir los aplausos de un almirante de la Marina de EU y un grupo de comandos de más de una docena de naciones cuando finalizó el ejercicio anual de operaciones especiales más grande en África.

El evento de dos semanas liderado por EU, llamado Flintlock y realizado en Ghana y Costa de Marfil este año, se había centrado exclusivamente en operaciones terrestres desde que comenzó en el 2005. Pero la misión acuática incluida en esta ocasión —a unos 20 kilómetros río arriba de la costa— refleja la creciente preocupación por la seguridad en el Golfo de Guinea, donde los piratas y otros grupos armados han aprovechado la incapacidad de muchas naciones de África occidental para proteger las aguas internacionales, dijeron funcionarios estadounidenses y ghaneses.

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“El Golfo de Guinea es como el viejo oeste de actividad ilícita, particularmente el tráfico de drogas”, dijo el General Michael E. Langley, comandante del Comando de África de EU, en una reunión reciente del Comité de Servicios Armados del Senado, después de que Flintlock había concluido.

En Burkina Faso, que limita con Ghana al norte, los militares tomaron el poder del Presidente elegido democráticamente en enero del 2022, y el líder de ese golpe fue depuesto por otras facciones militares en octubre. En los 18 meses anteriores, hubo golpes de Estado en Guinea y Malí, y al este en Chad y Sudán.

Los oficiales del ejército de Ghana en Acra, la capital, atribuyeron el aumento en la actividad terrorista al derrocamiento de Muammar el-Gadafi en el 2011 y la desintegración del Estado libio, lo que permitió que las armas llegaran a Malí y cayeran en manos islamistas. Esos grupos han florecido en los estados del Sahel como Burkina Faso, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal.

Algunos gobiernos africanos han recurrido a los mercenarios rusos del Grupo Wagner en busca de ayuda para lidiar con los terroristas. Eso ha abierto esos países a la explotación por parte de Rusia, que ha buscado derechos mineros a cambio, dijeron funcionarios ghaneses y estadounidenses. Pero esos países pueden haber recurrido al apoyo ruso por desesperación, dijo el Coronel William Nortey, director de operaciones del Ejército de Ghana. “Deberíamos pensar en cómo involucrarlos nuevamente en el proceso democrático en lugar de simplemente lavarnos las manos”, dijo.

Pequeñas unidades de tropas militares de operaciones especiales combinadas con agentes civiles de imposición de la ley podrían ser el futuro de la lucha contra el terrorismo en esta parte de África. Esfuerzos anteriores, dijeron funcionarios estadounidenses y ghaneses, utilizaron batallones de aproximadamente 500 a 800 soldados, pero grupos tan grandes y estáticos de tropas gubernamentales habían demostrado ser vulnerables a los grupos terroristas.

Encontrar suficientes efectivos que puedan pasar por el arduo entrenamiento típico de las unidades militares especiales es un desafío común para las naciones africanas.

“La tasa de abandono es muy alta, así que todavía los estamos moldeando y esperamos para el 2025 llegar a algún nivel —todavía estamos entrenando”, dijo el Coronel Richard Mensah, líder de las fuerzas especiales de Ghana.

Flintlock, que involucró a 700 soldados de 10 países en el 2005, vio la participación de 1.300 de 29 naciones este año. Los grupos fueron cotejados con mentores de la OTAN en relaciones de años. Las fuerzas navales de Ghana hicieron mancuerna con comandos de los Países Bajos; los nigerianos tuvieron como mentores a las fuerzas británicas; y los marfileños trabajaron con los italianos.

El ejercicio distribuyó tropas en cinco sitios —cuatro en Ghana y un área boscosa en un campamento en Costa de Marfil. Al final, la fuerza de rescate de rehenes —un grupo de pequeños equipos de diferentes países africanos— se movía con cierta vacilación a veces mientras se acercaba a su objetivo y un soldado disparó a ciegas por encima de una valla hacia donde estaba retenido el rehén. Pero con más entrenamiento, se espera que las tropas formen fuerzas de ataque de élite.

Por: John Ismay

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