El reconocido escultor Richard Serra falleció a los 85 años en su casa en Long Island, Nueva York, dejando un legado de innovadoras obras de acero corten. Serra será recordado por sus piezas monumentales que desafiaban al espectador a caminar por sus laberintos. Su obra más emblemática, «La cuestión del tiempo», exhibida en el Museo Guggenheim de Bilbao, marcó un hito en su trayectoria artística.
Hijo de inmigrantes, Serra nació en San Francisco en 1939 y se graduó en literatura inglesa antes de centrarse en el arte. Influenciado por artistas como Chillida y Oteiza, Serra se destacó por su trabajo con materiales pesados y su enfoque en la acción en sus esculturas. Abandonando la pintura por la escultura, Serra se convirtió en un referente en las corrientes minimalistas y posminimalistas de Nueva York.
A lo largo de su carrera, Serra creó obras icónicas que se exhiben en museos y ciudades de todo el mundo. A pesar de su renombre, algunos de sus trabajos han sido objeto de controversia y desaparición. Serra mantuvo una ética de trabajo incansable, dedicándose también al dibujo y dejando una huella única en el arte contemporáneo.
En sus últimas entrevistas, Serra criticó la influencia del mercado en el arte y la generación de artistas que priorizan el dinero sobre la creatividad. A pesar de su lucha contra el cáncer en secreto, Serra mantuvo su obstinado enfoque en su arte hasta el final. Su legado perdurará en sus monumentales obras de acero, que continúan desafiando las nociones tradicionales de la escultura contemporánea.
