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Se estima que en el mundo hay 1280 millones de adultos que tienen entre 30 a 79 años con hipertensión, de acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo este, uno de los padecimientos más comunes en la población, un problema frecuente que puede ser grave si no se trata.

Nombrada como una enfermedad crónica, la hipertensión se incluye dentro de los factores de riesgo metabólico para el desarrollo de otros padecimientos crónicos no transmisibles como enfermedades renales y cardiovasculares.

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Para la hipertensión existen factores de riesgo modificables, como una dieta malsana, la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol y el sobrepeso o la obesidad; mientras, en los factores de riesgo no modificables, figuran los antecedentes familiares de hipertensión, la edad superior a los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades, como diabetes o nefropatías.

Uno de los grandes problemas de esta enfermedad, radica en que gran parte de los pacientes, el 46% de los adultos hipertensos desconocen que padecen esta afección, según la OMS.

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Los pilares de un tratamiento para su control radican en cambios en un estilo de vida saludable, que pueden mejorar los niveles de presión arterial y mantenerla baja, según este decálogo.

Comer más frutas y hortalizas
Una alimentación saludable contribuye a la prevención de factores de riesgo relacionados con la dieta, como el sobrepeso y la obesidad, y las enfermedades no transmisibles asociadas.

Hacer actividad física
Ya sea caminar, correr, nadar, bailar o actividades para ganar fuerza, como levantar pesas, cualquiera que ayude a evitar el sedentarismo.

Perder peso
Para evitar otras complicaciones relacionadas con las enfermedades cardiacas, un elevado índice de colesterol y triglicéridos, muchos especialistas recomiendan bajar de peso si el paciente presenta obesidad o sobrepeso.

Tomar los medicamentos
El tratamiento que indica el especialista debe seguirse de manera estricta, muchos pacientes pueden sufrir complicaciones o algún problema al no cumplirlo.

Acudir a las visitas
Uno de los puntos elementales para el control son las visitas previstas con el profesional de la salud. Además de un internista, se debe tener un chequeo con nutricionista.

El exceso de sal
La ingesta de sal no debe superar los 2 g al día. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) una reducción del consumo de sal a nivel de la población es la intervención más costo-efectiva en salud pública para reducir la hipertensión.

Comida insana
Los alimentos que contienen muchas grasas trans o saturadas, y altas cantidades de preservantes deben evitarse. Se debe optar por productos frescos, y nutritivos.

No fumar
La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública y causa más de 8 millones de muertes al año, según la Organización Mundial de la Salud. El humo del tabaco contiene muchas sustancias químicas tóxicas, al ingresar en el cuerpo, viajan por la sangre y pueden dañar el corazón y los vasos sanguíneos.

Beber alcohol
La ingesta elevada de alcohol tiene efectos negativos en los pacientes con hipertensión. La OMS recomienda como máximo, consumir una copa las mujeres y dos los hombres.

Cuidado con el estrés
El estrés constante puede tensionar su corazón de varias maneras. El estrés aumenta la presión arterial, además de incrementar la inflamación en el cuerpo.

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