Monseñor Pedro Collar, obispo de Ciudad del Este, ha hecho un llamado urgente a la sociedad paraguaya a no permanecer indiferente ante las problemáticas que corroen el tejido social, como la violencia, el narcotráfico y los abusos de poder, conciencia y menores. Su reflexión, realizada durante el cuarto día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, se centró en la importancia vital de la construcción de la fraternidad como base para una sociedad reconciliada, justa y solidaria.
El obispo Collar enfatizó que «el Señor» nos invita a responsabilizarnos por los demás, especialmente por los más vulnerables. Este llamado a la acción surge del tema central de su homilía: la construcción de la fraternidad, un concepto intrínsecamente ligado al mandamiento bíblico de amarnos los unos a los otros. Esta actitud, según el obispo, es indispensable para forjar una sociedad reconciliada, justa y solidaria, y para renovar la misión de la Iglesia en Paraguay.
La construcción de la fraternidad, en la visión de Monseñor Collar, está intrínsecamente ligada al concepto del bien común, un pilar esencial para la vida de la nación y la piedra angular de la doctrina social de la Iglesia. El bien común no es meramente una idea abstracta o un principio jurídico, sino la expresión concreta de la preocupación de la Iglesia por el bienestar integral de las personas y de la sociedad en su conjunto. Esto exige que centremos nuestra atención en la dignidad inherente de cada persona, buscando construir una sociedad justa, solidaria y orientada hacia el beneficio de todos, sin exclusiones.
Citando al Papa Benedicto XVI, Monseñor Collar recordó que amamos a nuestro prójimo de manera más efectiva cuando trabajamos por un bien común que responda a sus necesidades reales. De esta manera, el amor cristiano, materializado en estructuras sociales justas, se convierte en un camino de transformación y de auténtico progreso humano. La fe nos enseña que el amor mutuo no es opcional; el amor recíproco y comunitario es la marca distintiva de los seguidores de Cristo y el fundamento de su misión. La misión solo es posible donde hay comunión, y sin amor mutuo, la Iglesia no puede anunciar eficazmente el Evangelio.
Monseñor Collar, aludiendo al fratricidio de Caín, expuso cómo la negación del hermano destruye la convivencia y oscurece la relación con Dios. Donde no existe una auténtica comunión de amor, la misión se debilita y pierde credibilidad. Por tanto, la fraternidad se erige como un valor fundamental para la cohesión social y la eficacia de la labor evangelizadora.
Sin embargo, el obispo no rehuyó la realidad actual de Paraguay. Invitó a los presentes a mirar el país en su conjunto, reconociendo las realidades que contradicen la fraternidad. Señaló la pobreza extrema, el hacinamiento en las penitenciarías, la situación de los indígenas que se ven obligados a pedir limosna, la violencia en sus diversas manifestaciones, los abusos de poder, conciencia y de menores, el narcotráfico, la trata de personas y las divisiones que fragmentan el tejido social. Todas estas realidades, afirmó, nos duelen y nos exigen acciones concretas.
En resumen, el mensaje de Monseñor Pedro Collar es un llamado a la acción y a la responsabilidad social. Insta a la sociedad paraguaya a construir la fraternidad como un antídoto contra la indiferencia y como un cimiento para una sociedad más justa, solidaria y reconciliada. Su homilía, en el marco del novenario de la Virgen de Caacupé, resuena como un llamado urgente a la transformación social y a la renovación de la misión de la Iglesia en Paraguay.
Uhora

