La clase media baja del escenario en Francia hoy.
En el mundo de la moda internacional, marcas icónicas como Naf-Naf, Kookaï y Camaïeu están en declive. La crisis de las cadenas de ropa francesas ha llevado a la pérdida de brillo y al cierre de tiendas, afectando a miles de empleados y clientes.
La competencia, los cambios en los hábitos de consumo y la pandemia de la covid han contribuido a este declive. Según la Alliance du Commerce, casi 4.000 personas quedarán desempleadas en el sector textil en 2023, con una disminución del número de clientes.
El fenómeno de las antiguas «kookaiettes», jóvenes elegantes que vestían Kookaï, ya es parte del pasado. Las generaciones más jóvenes ya no visten estas marcas y prefieren opciones más accesibles y modernas, como Zara, H&M y Primark, o compras online y de segunda mano.
Este cambio refleja el fin de una era para las marcas de ropa francesas y la transformación de la clase media en Francia. La erosión de la clase media se manifiesta en la preferencia por productos más caros o más baratos, creando divisiones en la sociedad y un vacío creciente entre distintos estilos de vida y valores de consumo.
El ensayo «Francia ante nuestros ojos» describe este fenómeno como la «desmediación» de la sociedad francesa, con una clase media alta que busca productos exclusivos y una clase media baja que recurre a opciones más económicas. Esta fragmentación social refleja la ruptura de un bloque compacto en modos de vida dispares y en decisiones de consumo divergentes.
En un mundo en constante evolución, las marcas y estilos de vida que antes eran emblemáticos pueden desaparecer o perder relevancia. La crisis de las cadenas de ropa francesas es solo un ejemplo de cómo el cambio social y económico puede afectar a la industria de la moda y a la sociedad en su conjunto. La adaptación a los nuevos tiempos es crucial para sobrevivir y prosperar en un entorno cada vez más competitivo y cambiante.
