Luis Bello, del partido ANR-HC, lleva cuatro días como intendente de Asunción tras reemplazar a Óscar “Nenecho” Rodríguez, quien renunció el 22 de agosto debido a un inminente proceso de destitución y un informe que reveló prácticas ilegales en su gestión.
Entre los funcionarios persisten la incertidumbre y la desconfianza. Bello aún no ha tomado acciones significativas, como cancelar contratos de empleados planilleros o ajustar beneficios a quienes no cumplen funciones. Carlos Pereira, el interventor anterior, enfrentó dificultades para implementar estas medidas, que habrían ahorrado G. 2.600 millones mensuales.
Bello tampoco ha visitado áreas críticas como los mercados municipales o la Estación de Buses, donde se denuncian esquemas de recaudación irregular.
Se reclama una falta de liderazgo por parte de Bello, quien es respaldado por Raúl Latorre, presidente de la Cámara de Diputados. La designación de Máximo Medina, cercano a Latorre, como jefe de Gabinete genera más dudas tras la salida de directores del equipo interventor y la ausencia de nombramientos claros.
Las fuentes desconfían de un verdadero cambio en las estructuras operativas de la municipalidad. La situación económica sigue siendo preocupante, a pesar de que los empleados cobraron sus salarios de agosto.
La Contraloría intervino el 24 de junio, descubriendo un desvío de G. 512.000 millones de bonos para obras que fueron usados en gastos corrientes durante la administración de Rodríguez. Tras su salida, Bello fue nombrado por el bloque cartista en la Junta Municipal.
La Fiscalía solicitó el informe final del interventor para investigar posibles delitos y evaluar otras denuncias contra Rodríguez, como el desvío de fondos y compras infladas durante la pandemia, por lo que enfrenta cargos por lesión de confianza y asociación criminal.
