Con la mirada hacia el cielo y la voz entrecortada, el jugador dedicó su actuación a una de las personas más importantes de su vida: su abuelo. “Crecí con mi abuelo diciéndome que algún día me vería jugar un Mundial, y hoy puedo decir que estoy más cerca que nunca… Esto se lo dedico a él, que seguro me está mirando desde el cielo”, expresó entre lágrimas, dejando claro que el fútbol, a veces, es mucho más que un deporte.
Enciso no solo marcó un gol; también le dio sentido a un sueño compartido con quien lo acompañó desde el inicio. Su abuelo fue una figura clave en su vida, quien lo alentó desde los potreros hasta llegar al fútbol profesional. Aunque ya no está físicamente, el recuerdo de sus palabras y su fe inquebrantable en Julio siguen presentes, impulsándolo a dejarlo todo en la cancha.
Hoy Paraguay está más cerca del Mundial, y Julio, con su gol y su corazón abierto, nos recordó que detrás de cada victoria hay historias que merecen ser contadas.
