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Estos días son especiales para la reflexión. Lo ideal es la mirada interior sobre uno mismo. Luego proyectar la observación sobre el país. Más aún cuando se está a días de unas nuevas elecciones nacionales.

El momento social, que no es lo mejor para cada habitante de la República, así lo exige.

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No es fácil el análisis personal. Es que, mayormente, la costumbre es juzgar al otro. Sin embargo, nada habrá de solucionarse en su debida dimensión si se esquiva saber qué grado de responsabilidad se asume en el plano personal, familiar y en la construcción de una satisfactoria vida en sociedad.

El ego, el error de creer que la verdad está en el lado que uno está y ese infantilismo de jugar de sabelotodo hacen mucho daño. Hoy queremos hacer creer, para mal de males, que los infractores de la buena conducta y la Ley solo conviven en la otra vereda. Así las cosas, la problemática también está dentro del ser personal.

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Tal vez, luego de sortear esa severa imposición con uno mismo se tenga mayor autoridad para corregir las deficiencias que hay en la Nación guaraní.

Un país donde la pobreza extrema creció al igual que la delincuencia, la inseguridad, la corrupción y la impunidad.

Si no hay capacidad de introspección, se complica la posibilidad de elevar el nivel de calidad social.

Los días santos son buenos para la pausa, en que se debe dejar de hablar mucho y en el silencio buscar la respuesta país, que posiblemente en buen porcentaje esté en uno mismo.

Es una tarea que corresponde a todos, especialmente a las autoridades nacionales, líderes de opinión y quienes buscan seguir ocupar cargos electivos.

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