Diez peregrinos llegaron este viernes a la Basílica luego de más de dos días de viaje. Dedicaron la travesía al pequeño Teo Núñez, quien enfrenta problemas de salud.
Un grupo de diez ciclistas oriundos de Pedro Juan Caballero completó este viernes una exigente travesía de 485 kilómetros hasta la explanada de la Basílica de Caacupé, en cumplimiento de una promesa marcada por la fe y la gratitud.
Los peregrinos partieron hace más de dos días desde la capital del Amambay y avanzaron sin descanso significativo hasta llegar al principal santuario mariano del país. «Cuando la pierna no da y el cuerpo se cansa, ahí es donde la fe y el corazón actúan», expresó Fernando, uno de los integrantes del grupo, visiblemente emocionado al arribar.
La peregrinación tuvo un sentido especial: el viaje fue dedicado al pequeño Teo Núñez, hijo del hermano de uno de los ciclistas, quien nació prematuro y atraviesa un proceso de salud delicado. El bebé permanece estable en un centro asistencial, y los promeseros ofrecieron su esfuerzo en agradecimiento a Tupasy Caacupé.
Apenas llegaron, los ciclistas «se tiraron de rodillas en la escalinata» de la Basílica, cumpliendo el ritual de agradecimiento por haber completado la larga travesía sin contratiempos.
Además de los motivos personales, Fernando, médico en su ciudad, también hizo referencia a temas nacionales, citando la reflexión del monseñor Gabriel Escobar durante el Novenario.
«Sería bueno que la plata del pueblo se le brinde al pueblo», comentó, sumándose al pedido de una gestión más justa y cercana a las necesidades de la ciudadanía.
Con esta historia, la festividad de Caacupé vuelve a poner en primer plano las expresiones de fe que llegan desde todas las regiones del país, muchas veces a través de esfuerzos extremos como este.
El Nacional

