Andes: cuna de selvas, volcanes y alpacas en paisajes tropicales.

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El cambio climático afecta gravemente a los Andes, provocando el retroceso de los glaciares, escasez de agua, alteraciones en los ecosistemas y riesgos para la agricultura y comunidades locales. Medidas de conservación son clave.

El cambio climático está afectando significativamente a los Andes, una de las cadenas montañosas ecológicamente más vitales del mundo. Las consecuencias son extensas y afectan a los glaciares, los recursos hídricos, los ecosistemas, la agricultura y las comunidades locales.

Un glaciar se derrite en cascadas costeras

Un glaciar derritiéndose en el Parque Nacional Ventisquero Colgante Queulat, Chile.

Christine Phillips/Getty Images

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Uno de los efectos más llamativos es el rápido retroceso de los glaciares debido al aumento de las temperaturas. En Perú, se perdieron glaciares casi el 40 por ciento de su superficie en las últimas décadas. Esto amenaza el suministro de agua de millones de personas que dependen del agua de deshielo de los glaciares para beber. irrigación y energía hidroeléctrica.

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A medida que los glaciares retroceden, el flujo estacional de agua se detiene. Inicialmente, el aumento del agua de deshielo impulsa el flujo de los ríos, pero a medida que los glaciares retroceden, la disponibilidad de agua disminuye, lo que genera una posible escasez.

Esto es especialmente preocupante para las regiones áridas de los Andes centrales, donde ríos como el Río Santa en Perú dependen en gran medida del agua del deshielo de los glaciares.

Impacto en los ecosistemas

El cambio climático también está remodelando los ecosistemas en los Andes. El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación están empujando las zonas de vegetación hacia arriba, amenazando los bosques de Polylepis de gran altitud y otras especies.

Los cambios de temperatura y humedad también afectan la biodiversidad de los bosques nubosos y los ecosistemas de Páramo, que albergan muchas especies endémicas.

Los cambios en los patrones de precipitación y temperatura también afectan la productividad de los cultivos y amenazan cultivos tradicionales como la papa, la quinua y el maíz. Los agricultores se enfrentan cada vez más a heladas, sequías y brotes de plagas impredecibles, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida.

Las comunidades locales, muchas de las cuales son indígenas, son particularmente vulnerables a estos cambios. A menudo dependen de los recursos naturales para su sustento y sus prácticas culturales. A medida que aumenta la escasez de agua y disminuye la productividad agrícola, la seguridad alimentaria e hídrica está en riesgo.

El cambio climático también está vinculado a fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes y graves, como lluvias intensas, inundaciones y deslizamientos de tierra. Estos eventos pueden causar daños importantes a la infraestructura, interrumpir el transporte y plantear graves riesgos de seguridad para las comunidades.

Esfuerzos de conservación

Proteger y restaurar los ecosistemas puede ayudar a amortiguar los impactos del cambio climático. Iniciativas como la reforestación, donde se plantan especies de árboles nativos para restaurar tierras degradadas, son cruciales. Estos árboles ayudan a estabilizar el suelo, secuestrar carbono y proporcionar hábitats para la vida silvestre.

Prácticas agrícolas sostenibles, como agroforesteríaLa diversificación de cultivos y la agricultura orgánica tienen como objetivo mejorar la salud del suelo, reducir la dependencia de insumos químicos y aumentar la resiliencia a la variabilidad climática.

La creación de áreas protegidas, incluidos parques y reservas nacionales, tiene como objetivo preservar los puntos críticos de biodiversidad y mantener servicios ecosistémicos cruciales, como la purificación del agua, el almacenamiento de carbono y la regulación climática. Ampliar la red de áreas protegidas en los Andes puede salvaguardar hábitats críticos para especies amenazadas y proporcionar corredores para la migración de vida silvestre.

Los esfuerzos de colaboración entre gobiernos, ONG y comunidades locales son vitales. Programas como Pagos por servicios ecosistémicos (PSA) brindan incentivos financieros a los propietarios de tierras y agricultores que adoptan prácticas de conservación, asegurando que los beneficios ambientales también sean económicamente viables.

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La implementación de sistemas de alerta temprana y planes de adaptación climática ayuda a las comunidades a prepararse y responder a eventos climáticos extremos, reduciendo la vulnerabilidad y aumentando la resiliencia.

Este artículo fue escrito junto con tecnología de inteligencia artificial y luego revisado y editado por un editor de HowStuffWorks.


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