Tedeum: la advertencia del cardenal paraguayo al gobierno de Santi Peña

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En el marco de la Asunción de la Santísima Virgen María se desarrolló el tedeum en la Catedral de Asunción, con la participación principal del flamante presidente Santiago Peña, el vicepresidente Pedro Alliana y todas las comitivas que llegaron al país para el traspaso de mando. Los nuevos mandatarios se trasladaron en lujosos vehículos desde el Palacio de López hasta el templo.

La celebración religiosa arrancó cerca de las 10:40 y fue presidida por el cardenal Adalberto Martínez Flores, quien destacó sobre todo que la Iglesia, con “esperanzas, tomó nota” de todas las promesas hechas por el nuevo Gobierno.

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“Si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no arrincona su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no puede ni debe quedarse al margen en la construcción de un mundo mejor ni dejar de despertar las fuerzas espirituales que fecunden toda la vida en sociedad”, expresó bajo la atenta mirada de Peña.

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Traspaso de mando presidencial, EN VIVO: Santiago Peña jura como presidente de Paraguay

Unos sobreviven con lo mínimo y otros deben renunciar a su libertad a cambio de dinero

En ese sentido, resaltó que el reconocimiento de la dignidad humana es el fundamento de la democracia representativa, participativa y pluralista. Agregó que ello implica el derecho a la integridad física y a los medios necesarios para una vida digna, como el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y cualquier otra eventualidad que le prive, sin culpa suya, de los medios necesarios para su sustento.

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El cardenal agregó que toda persona debe estar libre de miseria, fuera de toda opresión. “Cuántos hoy en nuestro país pueden decir todo esto sin pensar en las miles de personas que viven lo opuesto a estas aspiraciones, en una diabólica contradicción: mientras, por un lado, viven urgidos por conseguir el sustento mínimo diario, apelando a la solidaridad para pagar sus gastos de salud, por ejemplo, por otro lado, cada tanto deben renunciar a su libertad a cambio del dinero electoralista, hasta a veces de manera indigna, porque no tuvieron la oportunidad de una educación que les enseñara a conocer, hacer y ser libres”, reflexionó.

Así también, agregó que hoy se inicia un periodo de Gobierno que debe promover políticas públicas que posibiliten el logro del bien común de la nación como vía para el desarrollo humano integral.

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Martínez agregó que la Iglesia acompañará toda gestión que busque y trabaje por el bien común, la paz y el desarrollo integral de todos.

“Así también, la Iglesia cumplirá su misión profética de denunciar las acciones que atenten contra el bien común, con el objetivo de conmover la conciencia de los decisores políticos, para que ajusten su conducta a la ética social y a las bases constitucionales que rigen nuestra convivencia como sociedad nacional”, advirtió.

La corrupción

El cardenal Martínez resaltó que lo opuesto al bien común es la corrupción. “Esto nos exige a todos, a las autoridades y a la ciudadanía, a combatir el uso de los bienes públicos para provecho privado o de los amigos o socios”, enfatizó.

Al exponer sus ideas, también mencionó que se debe luchar contra el nepotismo, el soborno, el fraude y el tráfico de influencias, además de las coimas y el ocultamiento de información.

La corrupción debilita la institucionalidad democrática, hasta tal punto que la deja sin fuerzas para combatir la impunidad, la delincuencia, el crimen organizado, la mala educación y la deficiente atención a la salud, entre otros males que padecemos como sociedad”, lamentó.

En ese contexto, exhortó a las autoridades y ciudadanía en general a cuidar con “celo patriótico” la independencia de la Justicia en todos sus niveles y trabajar para fortalecer el Ministerio Público y custodiar la credibilidad de instituciones. Dijo también que los gobernantes deben tener especial atención hacia las personas más débiles y vulnerables.

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Escandalosas brechas

En otro momento, mencionó que “las escandalosas brechas económicas, sociales y culturales entre los diversos sectores provocan tensiones y discordias y ponen la paz en peligro”. Por ello, se debe construir la paz para el desarrollo con equidad del país.

“Nuestra sociedad necesita asegurar que los valores éticos se vivan y se transmitan porque, si esto no sucede, se difunde el egoísmo, la violencia, la corrupción en sus diversas formas, la indiferencia y, en definitiva, una vida cerrada a toda trascendencia y clausurada en intereses individuales. Que podamos abrirnos y despertarnos para soñar y hacer realidad la quimera de un país más justo, solidario y equitativo”, finalizó.

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Finalmente, el cardenal oró y pidió que todo el pueblo y el nuevo gobierno se comprometan a trabajar con esmero, espíritu fraterno, honestidad y patriotismo. “Queremos construir un país en el que todos podamos tener salud, educación y trabajo digno. Padre bueno, ayúdanos a construir el Paraguay que queremos”, enfatizó.


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