Protección de un madre: el búnker contra la violencia

Protección de un madre: el búnker contra la violencia
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La ciudad de Durán, en Ecuador, es escenario de crímenes violentos y extorsiones por parte de bandas criminales que aterrorizan a sus habitantes. Lucía, una residente, optó por sellar su casa sin ventanas para protegerse de la delincuencia que la acecha constantemente.

En medio de la constante amenaza de la violencia, Lucía relata cómo ha sido víctima de robos y asaltos, hasta el punto de tener que cerrar su vivienda por completo para resguardarse. La militarización por parte del Gobierno no ha logrado contener la ola de crímenes que azota a la ciudad, que se acerca a cifras alarmantes de homicidios.

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Los enfrentamientos entre bandas criminales y la presencia constante de tiroteos mantienen en vilo a los habitantes de Durán, donde la violencia parece no tener límites. Incluso los niños se ven afectados, con situaciones extremas como la prohibición de salir del hogar so pena de represalias.

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La falta de infraestructura básica en la ciudad, sumada a la pobreza y la presencia de asentamientos irregulares, ha creado un caldo de cultivo propicio para las organizaciones criminales que imponen su ley a través de la violencia. El alcalde electo ha sido atacado y vive oculto, reflejando la falta de control del Estado en la zona.

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Durán se ha convertido en un lugar dominado por el miedo, donde la población vive bajo constante amenaza y vigilancia por parte de las bandas criminales. Los niveles de violencia han llegado a extremos inimaginables, con casos de asesinatos y quema de cuerpos en plena calle.

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La desesperanza y el miedo son el pan de cada día para los habitantes de Durán, quienes han perdido la libertad de transitar por sus propias calles. La ciudad se ha sumido en el caos, con negocios cerrados y una población aterrada ante la posibilidad de convertirse en las próximas víctimas de la violencia desatada en la zona.

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La situación en Durán es desoladora, con familias enteras viviendo en constante temor y con la sensación de estar atrapadas en un ciclo interminable de violencia. La normalidad se ha visto trastocada por la presencia constante de la delincuencia, que impone su ley a punta de balas y extorsiones.


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