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El argentino que conserva un ecosistema al salvar una rana de la Patagonia | América Futura

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Llegó a la meseta de Somuncurá, en la Patagonia Argentina, motivada por una rana. Hace más de 14 años, cuando terminaba su doctorado en ciencias naturales, el biólogo Federico Kacoliris (47 años, Buenos Aires), comenzó a estudiar cuáles eran las especies más amenazadas del país. «Quería elaborar un proyecto de conservación con anfibios porque soy herpetólogo», dice. Así fue como aprendió que, en esa estepa, a lo largo de la corriente de Valcheta, vivió una rana que lleva el mismo nombre de las aguas en las que nada (Pleurodema somuncurense).
Es una especie en particular, lo que se conoce como microendémico. Aunque la corriente tiene unos 80 kilómetros, el Ranger de Valcheta solo se mueve a lo largo de los primeros diez, donde las aguas son aguas termales y no caen a temperaturas tan drásticas como en el resto de la Patagonia. Debido a que se adaptaron a condiciones tan específicas y enfrentan varias amenazas, su población colapsó. Tanto es así que Kacoliris y su equipo estiman que ha disminuido hasta en un 90% desde que se identificó por primera vez en 1968.
No había mucho que dudar. Después de visitar el área, el biólogo promovió un programa para protegerlo que lo llevó a ser reconocido con el Whitley Conservation Award, otorgado por el Fondo Whitley para Nature. Es una misión exhaustiva. Primero, recuerde que el profesor de la Universidad Nacional de La Plata comenzó con el clásico. Restauraron el hábitat y promovieron la repoblación de las ranas que liberan a los individuos criados a la corriente. También controlaron la trucha arcoiris, una especie invasora que se introdujo alrededor de 1920 para la pesca deportiva, y que no solo come los huevos y renace de la rana, sino que afecta al mojarra desnudo (Gymnocharacinus bergii).
«Incluso si llegué allí a la rana, debido a su situación tan urgente, lo que sucedió con el mojarra fue similar», dice. Y cualquier acción que aumentaron para conservar la primera, afectó positivamente el segundo y el ecosistema completo.
Pero, con el tiempo, el equipo notó otro problema. Las personas que vivían en el área informaron muchos ataques contra sus ovejas por pumas y zorros. Su instinto era cambiarlos por vacas. «Este tipo de ganado es menos sostenible para el medio ambiente de la Patagonia», dice Kacoliris. Así comenzó una segunda fase del proyecto que involucró a la comunidad local. Con algunos, hicieron acuerdos para cercar las cabeceras de la corriente en propiedades privadas y, por lo tanto, evitar que las vacas lleguen a beber agua. A cambio, se instalaron fuentes bebidas. Para otros, y a través de la fundación Somuncurá que también se creó, se les ofreció perros guardianes que asustan a los depredadores, dándoles más garantías para continuar con ovejas.
«Hacia la corriente, trabajamos con entre 50 y 100 personas, pero también tenemos actividades en la ciudad de Valcheta», dice el experto. «A largo plazo, lo que asegura que un proyecto de conservación sea exitoso es tener el apoyo de los colonos locales, porque todo pasa por problemas sociales». La fundación también ha estado comprando tierras que esperan adaptarse para hacer un turismo local y sostenible. «La idea es dejar esta reserva establecida para mañana, donarlos a la nación y que se crea un Parque Nacional Natural», explica.
Es una visión interconectada en la que la rana es la bandera, pero eso busca cubrir todo: su hábitat y el de sus vecinos, que van desde el mojarra hasta las personas que viven allí. Aunque todavía están trabajando en un artículo científico a este respecto, Kacoliris dice que calculan que, todo ese esfuerzo ha permitido que tanto la población de ranas como Mojarras aumenten en un 15 %. El objetivo, sin embargo, es recuperar el 90% que se perdió. «Ya sabemos qué funciona y qué no, por lo que esperamos que la velocidad de los resultados se acelere», concluye. Patagonia, esa meseta especialmente, es «un lugar espectacular, con un paisaje increíble y muchos endemismos». Lo que se pierde o no, no se puede encontrar en ningún otro lugar.



Incluso muerto es difícil que la fama y los focos dejen de seguirte cuando has sido alguien tan aclamado y amado en vida como Diane Keaton. La muerte de la actriz. Annie Hall y el padrino79 años, se conoció el pasado sábado y luego no se reveló ni el lugar, ni la hora, ni las causas de su muerte, para sorpresa de sus numerosos seguidores. Sin embargo, poco a poco se fue revelando que Keaton murió en su casa de Los Ángeles, California, el sábado por la mañana. El miércoles por la tarde, su familia anunció la causa: murió de neumonía.
Así lo informaron sus familiares en una nota enviada a la revista. Genteen el que también tienen palabras de agradecimiento. “La familia Keaton está muy agradecida por los extraordinarios mensajes de amor y apoyo que han recibido en los últimos días en nombre de su amada Diane, quien falleció el 11 de octubre a causa de una neumonía”, se lee. En un principio, la familia pidió privacidad, pero ahora, cuatro días después, quisieron compartir un mensaje de agradecimiento y cariño.
Además, quisieron homenajear a Keaton destacando algunas de las causas que más amaba. “Ella amaba a sus animales y apoyaba incondicionalmente a las personas sin hogar”, recordaron, “por lo que cualquier donación en su memoria a un banco de alimentos local o refugio de animales sería un tributo maravilloso y muy apreciado para ella”.
Fuentes cercanas a la familia declararon al mismo medio que el estado de salud de la actriz empeoró rápida e inesperadamente, y que nadie esperaba que muriera. Según dijeron, ni siquiera muchos amigos cercanos sabían que hablaba en serio. Muchos de ellos se han despedido de ella estos días entre muestras de cariño, desde directores de cine como Woody Allen y Nancy Meyers (que la llamó «hermana» en su despedida) hasta actores y compañeros como Bette Midler, que ha dicho de ella que era «mágica» e «inimitable», Reese Witherspoon y Steve Martin.
El comunicado emitido la tarde del miércoles, hora de Los Ángeles, está simplemente firmado por su familia, sin mayores aclaraciones sobre quién está detrás. Keaton tuvo varias relaciones románticas, incluso con el propio Allen, Al Pacino (durante casi dos décadas, de forma intermitente) y Warren Beatty, pero nunca se casó. Ya con cincuenta años decidió ser madre soltera, adoptando a sus dos hijos, Dexter (en 1996) y Duke (en 2001).
Probablemente sean ellos quienes firmaron dicha declaración, y quienes ahora tienen la tarea de gestionar el inmenso legado de la actriz. Además de ganar un Oscar y dos Globos de Oro y protagonizar decenas de títulos de renombre, desde manhattan a el padre de la noviaA Keaton también le apasionaba la arquitectura, la restauración de propiedades y la compra y venta de viviendas.
A lo largo de su vida, la intérprete adquirió diferentes casas importantes, que generalmente restauró y volvió a vender, lo que le ayudó a incrementar su patrimonio. De hecho, en marzo puso a la venta su casa en el exclusivo barrio angelino de Brentwood por nada menos que 29 millones de dólares. Esa mudanza, pese a su gusto por la compra y venta, generó cierta sorpresa, pues había asegurado que era la “casa de sus sueños” y que pretendía vivir allí el resto de su vida. Según el sitio web Página seissu fortuna ascendería a unos 100 millones de dólares.

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Nvidia se une a BlackRock en la compra de Aligned Data Centers, el mayor de la historia de los centros de datos, valorado en 40.000 millones de dólares | Economía

Un grupo de inversores, liderado por BlackRock-Global Infrastructure Partners (GIP), y con la participación de Nvidia y Microsoft, han llegado a un acuerdo para adquirir Aligned Data Centers, hasta ahora propiedad de Macquarie Asset Management, en una operación que valora a la compañía en 40.000 millones de dólares (más de 34.400 millones de euros), deuda incluida.
De esta forma, BlackRock-GIP y sus socios han ejecutado una apuesta multimillonaria en un momento de auge de la inteligencia artificial (IA) al afrontar la mayor transacción de la historia en el ámbito de los centros de datos.
Aligned, con sede en Texas y operaciones en EE. UU. y Sudamérica, cuenta con 50 campus y 78 centros de datos bajo administración o en desarrollo futuro. Entre las localidades donde está activo se encuentran el norte de Virginia, Chicago, Dallas, Ohio, Phoenix y Salt Lake City en Estados Unidos; y Sao Paulo (Brasil), Querétaro (México) y Santiago de Chile, en América Latina. En enero, la empresa recaudó más de 12.000 millones de dólares en compromisos de capital y deuda de inversores, incluidos fondos gestionados por Macquarie Asset Management, que se unió a la empresa en 2018.
Los socios esperan que el acuerdo se cierre en el primer semestre del próximo año. El consorcio, denominado Artificial Intelligence Infrastructure Partnership, también incluye a la Kuwait Investment Authority, Temasek Holdings de Singapur, la empresa de Dubai MGX y xAI, la puesta en marcha por Elon Musk. Asimismo, Cisco es socio tecnológico del consorcio, que cuenta con GE Vernova y NextEra Energy como fogonadura industriales, responsables de actividades como la gestión y expansión de soluciones energéticas para centros de datos de IA.
El objetivo inicial del consorcio es realizar una inversión de 30.000 millones de dólares en capital social, con un potencial de alcanzar los 100.000 millones, deuda incluida.
La operación llega en un momento de euforia en el ámbito de la IA, con operaciones multimillonarias llevadas a cabo por gigantes tecnológicos. Entre ellos destaca la alianza entre Nvidia y OpenAI, que incluirá una inversión de 100.000 millones de dólares, o los acuerdos entre las puesta en marcha de Sam Altman con AMD y Broadcom.
A su vez, Nvidia, además de la citada inversión en OpenAI, ha participado en cerca de un centenar de rondas de financiación en empresas de IA a lo largo de los últimos tres años, entre las que se encuentran xAI, Thinking Machines Lab, Scale AI y Perplexity, entre otras. Con este impulso, el gigante de los chips de IA y los procesadores gráficos se ha convertido en la empresa con mayor capitalización de mercado del mundo, más de 4,5 billones de dólares.
La medida de BlackRock refuerza el interés del gestor por este sector, que adquirió GIP el año pasado por 12.500 millones de dólares. GIP ya era propietaria de la empresa de centros de datos CyrusOne, con sede en EE. UU., junto con KKR. Ambas firmas de inversión adquirieron CyrusOne en una operación que se cerró en 2022 y la valoró en aproximadamente 15.000 millones de dólares.
«AIP está posicionada para satisfacer la creciente demanda de la infraestructura necesaria a medida que la IA continúa transformando la economía global», dijo Larry Fink, presidente y director ejecutivo de BlackRock.
En este sentido, los activos ligados a las infraestructuras digitales se han convertido en uno de los segmentos más atractivos para los inversores, dadas sus fuertes previsiones, ligadas al crecimiento de la inteligencia artificial. Sólo los gigantes tecnológicos estadounidenses, incluidos Oracle, Microsoft, Meta, Apple y CoreWeave, que también cuenta con el apoyo de Nvidia, planean invertir más de 400 mil millones de dólares en estas infraestructuras digitales este año.
Esta tendencia ha llevado al Nasdaq a alcanzar máximos históricos este año, con un avance anual cercano al 20%, con registros de compañías como Microsoft, Oracle, ALphabet o Meta, además de la citada Nvidia.
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Viaje al epicentro de las lluvias: Poza Rica exige celeridad en las ayudas

“¡Hay luz, hay luz!” gritan de euforia los vecinos de la colonia Ignacio de la Llave, en Poza Rica, en el estado mexicano de Veracruz. Es martes, han pasado cuatro días desde que el río Cazones se desbordó con fuerza devastadora, y recién ahora algunos sectores comienzan a recuperar la electricidad. Los habitantes corren a enchufar los teléfonos y los pocos aparatos que sobrevivieron al agua que subió hasta cuatro metros y destruyó todo. Las paredes aún están húmedas, el barro llega hasta las rodillas y abunda el olor a animales en descomposición bajo la tierra y el sol. En este barrio, uno de los más afectados, el desastre sigue presente como si hubiera ocurrido la noche anterior. La ayuda y las autoridades llegaron tarde, dicen los residentes.
Las botas de caucho se han convertido en parte del uniforme diario de los pozarriqueños, al igual que las escobas y las palas. Algunos usan máscaras mientras intentan rescatar algo de los restos, que son todos del mismo color que el barro. Las imágenes se repiten en distintas calles: familias enteras sacando colchones, lavadoras, muebles y ropa hacia los montones cada vez más grandes. Un convoy con una quincena de pipas de agua y camiones con víveres circula por la carretera hacia Poza Rica. Los vehículos llevan carteles con letras grandes que anuncian: “Apoyo solidario de la Ciudad de México a Veracruz”. Pero los vecinos dicen que la ayuda no ha llegado.
Con los primeros rayos de sol, los damnificados inician su rutina diaria para intentar limpiar por donde parece que ha pasado un tornado. A diferencia de Huauchinango, en Puebla, donde militares, marineros y voluntarios trabajan de manera coordinada, en Poza Rica -un municipio de casi 190.000 habitantes- la organización de las autoridades es escasa. Durante un recorrido de EL PAÍS por el epicentro de la emergencia -que ha dejado al menos 64 muertos y 65 desaparecidos en cinco estados del país- el personal militar y de Protección Civil parecía disperso o ausente. «Ya es el cuarto día y no llegan o están por poco tiempo. Hay mucho trabajo en las casas. Los que vivimos aquí no damos abasto para sacar todo el barro y lo que se estropeó. Se necesita mucha ayuda», denuncia Roberto, de 64 años.
Poza Rica está molesta y el descontento con las autoridades es generalizado. Las denuncias llegaron a la presidenta, Claudia Sheinbaum, cuando visitó la zona el domingo. Los habitantes la recibieron con gritos y exigencias. También critican las declaraciones de la gobernadora morenista Rocío Nahle, quien calificó lo ocurrido como “un ligero desbordamiento”. Las familias se quejan de la falta de avisos y de un plan de emergencia. La indignación se mezcla con el cansancio y la incertidumbre, que es lo que más abunda. Dicen no saber cuántas personas han muerto realmente en el Estado -el recuento oficial es de 29 víctimas mortales- ni qué pasará con sus viviendas.
Las calles principales están invadidas por el caos. Coches y camiones viajan de un lugar a otro para ayudar, sin rumbo aparente, entre el tráfico confuso por la falta de semáforos. Los restaurantes y tiendas estuvieron cerrados y muchos negocios fueron saqueados durante los primeros días después del desbordamiento. “El robo empezó rápidamente”, detalla Roberto. “Nos quedamos en nuestras casas para cuidarlos, aunque ya no queda nada que robar”, afirma.
Los vecinos aseguran que la única ayuda real ha llegado de la Cruz Roja y algunos personas influyentes. El nombre de Yulay, un youtuber del Estado de México con más de siete millones de seguidores, se repite con frecuencia. Llevó comida y agua a esas colonias. En sus redes sociales denunció que el gobierno le negó el acceso a determinadas zonas para entregar apoyo. Cuestionada sobre esta denuncia, la presidenta Sheinbaum respondió en la conferencia mañanera de este lunes que “el pueblo de México es muy generoso y siempre quiere apoyar”, y aseguró que su administración está trabajando “con total transparencia” en la distribución de las donaciones.

Por instrucción suya, el Ministerio de Economía instaló un grupo de trabajo encabezado por Marcelo Ebrard para coordinar la movilización de recursos y donaciones del sector privado. El objetivo, según explicó el secretario, es identificar las necesidades más urgentes junto con los gobiernos estatales y canalizar los apoyos de manera eficiente. Ebrard anunció este martes que, una vez superada la emergencia, se diseñarán programas de recuperación económica para las regiones afectadas.
Atrapados en Álamo Temapache
Las lluvias golpearon con fuerza a cinco estados: Veracruz, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí y Querétaro. Los aguaceros de la semana pasada dejaron más de 100.000 viviendas dañadas. Veracruz fue el más afectado, y el municipio de Álamo Temapache, a 55 kilómetros de Poza Rica, uno de los que más sufre la falta de ayuda. Allí, los vecinos viven en el barro desde hace días. Las escenas son similares, con calles cubiertas de muebles, árboles caídos y casas devastadas. Pero la diferencia es que en Álamo Temapache la ayuda ha llegado aún menos. Las carreteras quedaron bloqueadas por deslizamientos de tierra, lo que dificultó la comunicación.
Aquí el desastre los sorprendió de noche. Fue el jueves, cuando llegó “la pesadilla”, como la llamaron los vecinos. Desde entonces, la lluvia ha sido motivo de pánico. «Empieza a llover y pensamos que va a volver a pasar. No sabemos qué esperar», dicen con el sonido del arroyo que arrasa sus casas de fondo. La luz eléctrica va y viene.
Este martes, una caravana de la Cruz Roja con una ambulancia y cinco camiones cargados con alimentos y agua avanza desde Poza Rica hacia Álamo. Al verlos llegar, los vecinos corren hacia ellos. “Dejen comida aquí, somos muchas familias, ¡ayuda!” grita una mujer desde el otro lado de un puente que ya no existe, dejándola incomunicada.

Los voluntarios se estacionan frente a una fila de unas 300 personas. Distribuyen kits de emergencia y tratan a los heridos dentro de la ambulancia. Gabriel López, responsable del operativo inundaciones de la Cruz Roja Mexicana, señala mientras distribuye ayuda que las lluvias han generado una situación compleja. “La operación enfrenta dificultades de acceso debido a atascos y derrumbes u otros percances como pinchazos”, explica. La misión en este municipio es dotar a alrededor de 2.000 familias de alimentos, kits de higiene y limpieza proporcionados por donantes como Walmart. “Muchos voluntarios también han perdido sus hogares, y trabajan bajo desgaste físico y emocional coordinando la entrega de ayuda y monitoreando los riesgos para la salud derivados de la inundación”, explica López.
Los héroes que no quieren ser héroes.
Eran las cinco de la mañana del viernes en Poza Rica cuando Alejandro Olarte dejó de intentar dormir. Las advertencias sobre el aumento del nivel del río Cazones se habían multiplicado en las redes sociales, pero nadie sabía a ciencia cierta la gravedad de la situación. “Algo no sonaba normal”, pensó. Decidió despertar a su madre y a algunos vecinos. Subieron al auto y se marcharon minutos antes de que el agua llegara a su calle. Desde su casa –que también fue una pequeña pulpería– Olarte observa los restos de lo que fue su negocio, del que no queda nada.
Historias como la de Olarte se repiten por toda Poza Rica. Personas que avisaron a sus vecinos, que corrieron de puerta en puerta, que ayudaron a subir a los tejados. También se habla del hombre que activó el “silbato” de Pemex, la alarma de desastre del municipio, presuntamente por iniciativa propia, sin órdenes de sus superiores. “No me considero un héroe”, aclara Olarte. Como se repite en los desastres naturales, son los propios afectados quienes se comprometen con las tareas. Los jóvenes cargan muebles pesados, otros preparan comida para los vecinos o distribuyen agua. “Sólo entre nosotros sabemos lo que estamos sufriendo”, afirma el alamoño Jorge. «Aquí ya no preguntamos ‘cómo estás’. Sólo decimos ánimo», concluye.
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