De tierras fértiles a escenario de violencia en Haití.
En la madrugada del 3 de octubre de 2024, la comunidad de Pont-Sondé, en Haití, fue atacada por la banda armada Gran Grif, dejando al menos 54 muertos y numerosos heridos. La ONU elevó la cifra de fallecidos a 70, incluyendo tres bebés.
Este episodio de violencia no fue sorpresivo en un país azotado por las pandillas. El ataque se produjo tras la negativa de conductores a pagar tarifas excesivas impuestas por la banda en un peaje ilegal. La comunidad rural de Pont-Sondé ha sido un blanco fácil para los grupos criminales que aterrorizan a la población.
Pont-Sondé fue escenario de un ataque brutal donde los bandidos dispararon indiscriminadamente contra los residentes, dejando un escenario desgarrador. Las pocas fuerzas policiales locales presentes no pudieron detener la masacre, que generó caos y desesperación en la región.
La región de Artibonite ha sufrido ataques de pandillas desde 2022, lo que ha obligado a miles de agricultores a abandonar sus tierras y ha provocado una crisis humanitaria. Además de los ataques a agricultores, las pandillas han perpetrado secuestros y abusos sexuales.
A pesar de intentos de resistencia por parte de algunos ciudadanos, la falta de recursos y apoyo externo ha debilitado sus esfuerzos. Las autoridades locales han sido criticadas por su inacción ante la creciente crisis, acusadas de complicidad con las pandillas y de descuido hacia la población.
El ataque en Pont-Sondé refleja la grave crisis en Haití, donde el crimen organizado controla vastas regiones debido a la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad. La región de Artibonite enfrenta un futuro incierto, marcado por el dolor y el temor a nuevos ataques.
La violencia en el bajo Artibonite es un recordatorio del impacto devastador de la inseguridad en Haití. Sin intervención efectiva, la región podría sumirse en el caos, dejando a la población a merced de las bandas criminales que dominan la zona.