Coleccionistas estadounidenses y Brasil se unen por arte afrobrasileño
José Adário, un santo herrero de 77 años, ve cómo 16 de sus obras formarán parte de la mayor repatriación de arte afrobrasileño desde Detroit a Salvador de Bahía. Esta iniciativa, liderada por dos coleccionistas octogenarios y el Museo Nacional de la Cultura Afrobrasileña, busca devolver la riqueza cultural africana a su lugar de origen.
La colección incluye esculturas, pinturas y objetos religiosos, recopilados a lo largo de tres décadas por Marion Jackson y Barbara Cervenka durante sus viajes a Brasil. Estas obras, muchas veces consideradas simplemente arte popular, representan una mezcla de culturas que reflejan la influencia africana en Sudamérica.
El Museo de la Cultura Afrobrasileña en Salvador recibirá esta colección para su conservación y exhibición. Además, se planea compartir estas piezas con otros museos y curadores en Brasil y países iberoamericanos, como España.
La repatriación de estas obras es un paso significativo en el debate sobre el legado del colonialismo y la reparación de la historia saqueada. Museos en Occidente están reconsiderando sus colecciones para incluir perspectivas que han sido marginadas por mucho tiempo.
Esta colección, adquirida de manera legal a lo largo de los años, representa un desafío en Brasil, donde el territorio es poco explorado en términos de repatriación cultural. El Museo Nacional de la Cultura Afrobrasileña está trabajando en los detalles técnicos para garantizar un regreso seguro de las obras en 2025.
El legado afrobrasileño es parte fundamental de la identidad cultural de Brasil. Esta repatriación no solo devuelve las obras de arte a su lugar de origen, sino que también reconoce la importancia de la diáspora africana en la construcción de la nación.
José Adário, el herrero de santo conocido como Zé Diabo, representa la conexión entre el arte y la espiritualidad en la cultura afrobrasileña. Su obra refleja la influencia de Ogun, el orisha de los herreros y guerreros, cuyas técnicas ancestrales de forja de hierro han perdurado a lo largo de los siglos en Brasil.