El prelado comenzó su homilía recordando la pregunta de los ángeles a las mujeres junto al sepulcro de Jesús: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”. Desde esta frase del Evangelio, desarrolló un mensaje sobre la necesidad de un despertar espiritual en una sociedad que, según dijo, «a menudo vive entre sombras».
“Estamos inmersos en un Halloween diario de violencia, miedo y pérdida de valores, viviendo en un mundo acelerado y superficial”, manifestó al iniciar su sermón.
“Nuestra cultura actual fomenta el individualismo y el apático ‘todo da igual’, lo que nos ha alejado de los valores esenciales. Hoy observamos cómo la violencia, las agresiones contra la vida y la familia, y el desprecio por la dignidad humana se extienden en todas partes”, advirtió.
El obispo comparó la situación social del país con una «noche oscura» y compartió una experiencia reciente que lo impactó. “Al pasar frente a una escuela, vi a los niños disfrazados con calaveras y ropas oscuras. Esto es Halloween, pensé. Pero me di cuenta de que vivimos Halloween diariamente. Lo vemos en nuestras calles: personas sin máscaras, que siembran miedo y destruyen vidas. Ese es el Halloween diario que nosotros, los paraguayos, sufrimos”, afirmó, refiriéndose a la violencia cotidiana.
Valenzuela afirmó que muchos han perdido la capacidad de asombro ante el sufrimiento y la injusticia, y que algunos “prefieren ignorar los problemas, simplemente porque no los comprenden o no quieren hacerlo”. “Estamos viviendo una noche oscura, con muchos sumidos en el miedo, tristeza o desesperanza. Pero Dios sigue hablándonos, incluso en silencio. Solo que ya no lo escuchamos, porque estamos llenos de ruido y cosas pasajeras”, reflexionó.
Durante su homilía, alentó a los fieles a mirar más allá de lo material y a no dejarse engañar por las ilusiones del consumo, el poder o el placer rápido. “Cuántas veces buscamos la vida entre cosas muertas, entre lo que hoy está y mañana no. Todo pasa, pero Dios permanece. Cuando nos encerramos en el egoísmo o la codicia, al olvidar al prójimo, también morimos internamente”, dijo.
El obispo subrayó que el mensaje cristiano sigue siendo una respuesta al miedo y la violencia. “La resurrección de Cristo nos llama a vivir de manera nueva. A no sucumbir a la desesperanza, sino a ser testigos de la esperanza en este mundo. No se trata de ignorar el sufrimiento, sino de responder con caridad y justicia”, afirmó.
Compartió también una historia que muestra cómo una palabra de aliento puede cambiar una vida. Contó cómo una madrina evitó que su ahijada tomara una decisión trágica al escucharla y hablar con ella. “Esa mujer salvó una vida con una conversación. Esa es la fuerza del bien, la vida nueva que Cristo nos enseña a cultivar”, señaló.
“Hoy, el mundo promete placeres, dinero o poder, pero al final no ofrece nada. Todo es vacío, mentira. Solo Cristo nos da la vida verdadera”, enfatizó.
Antes de la bendición final, monseñor Valenzuela exhortó a orar por las familias paraguayas, los jóvenes y las víctimas de la violencia. “No olvidemos preguntarnos cada día: ¿por qué buscamos entre los muertos al que vive? Esa pregunta debe quedar grabada en nuestro corazón. Él está vivo, está con nosotros, camina a nuestro lado”, concluyó, ante los aplausos de los peregrinos.
La celebración en la Basílica reunió a miles de fieles llegados de todo el país, en el marco de las actividades previas al novenario de la Virgen de los Milagros, que comenzará el próximo 28 de noviembre y culminará con la gran festividad mariana el 8 de diciembre en Caacupé.