En segundo lugar, en términos de rendimiento en moneda nacional, se ubicaron los instrumentos emitidos o garantizados por bancos y otras entidades financieras reguladas por la Ley N.º 861/1996. Esta categoría, que incluye depósitos a plazo y otros instrumentos financieros del sistema financiero formal, alcanzó una rentabilidad de 8,56% y representa más de G. 9 billones dentro del portafolio. La cifra refleja el peso que sigue teniendo el sistema bancario como refugio para inversiones institucionales, especialmente en un contexto donde se prioriza la seguridad y liquidez.
Inversiones inmobiliarias
Mientras que las Disponibilidades, que incluyen Caja y Equivalentes, presentaron un rendimiento del 5,49%. Aunque este rendimiento puede considerarse adecuado dado su propósito de liquidez inmediata, su presencia debe ser moderada dentro de un portafolio de largo plazo, ya que normalmente no contribuye de forma significativa al crecimiento del capital invertido.
En menor proporción, las disponibilidades en dólares alcanzaron los US$ 2 millones, con un rendimiento muy reducido de 0,26%.
En conclusión, el rendimiento del portafolio global al cierre de marzo de 2025 expone una estrategia diversificada, con una base sólida en instrumentos de renta fija local que permiten sostener retornos atractivos en términos reales. El buen desempeño de los créditos otorgados y la consistencia de los instrumentos financieros del sistema bancario se posicionan como pilares claves. A su vez, la exposición a activos en dólares continúa siendo un componente de cobertura, aunque con márgenes más reducidos. Por tanto, el desafío para los próximos meses será mantener estos niveles de rentabilidad en un contexto de posibles ajustes monetarios y mayor presión inflacionaria en los mercados emergentes.
